domingo, 7 de mayo de 2023

Aprendiendo a perder

 


 

Nos sorprendió a todos esa mañana, cómo cuando hacia esa bicicleta a la antigua, cómo que pedaleaba hacia atrás, pero salía por delante.  Vuelvo, pero voy, no sabes por donde estoy. La calidad es simple. Ese regate fue uno de los primeros que me deslumbraron de niño. Casi nadie hacia fintas en mi país, esos trucos eran cosa de brasileros o argentinos. Algunos años después leí que el fútbol es un juego de engaños, magia, ilusiones, cómo ganar o perder.  Pensé en mi tío Manuel. Ya no estará en la alineación de los sábados, el crack, el mayor de los siete hermanos.  Sus medias chorreadas te desafiaban a darle una patada en la canilla, avisando que esa era la única manera de pararle. Espalda erguida, hombros tirados para atrás, sacando pecho, su postura transmitía que la pelota está en buenos pies, a salvo. Era de esos jugadores que ven todo un poco antes que el resto. Quizás por eso decidió hace muchos años no manejar un automóvil, y caminar la ciudad. Driblaba al estrés y se mantenía sano. Entendía la complejidad del juego. Jugaba y vivía con nobleza. No necesitaba dar una patada o alegar para que lo respetaran. Humillaba y deleitaba con golazos, con pases maestros.  Últimamente ya no asistía tanto, los años habían pasado, ponía su rol de buen abuelo, esposo, padre, por delante. Arrastraba lesiones, los buenos siempre reciben hachazos. Su sola presencia los sábados nos subía el nivel a todos. Las veredas también disfrutaron sus movimientos elegantes. Al igual que en las canchas se movía con gracia por Quito, saludando con una sonrisa a los muchos que le reconocían su talento y don de gente. Pudo llegar muy lejos, se formó en el San Roque de mitad del siglo pasado, aprendió y paseó su fútbol en las calles empedradas y canchas arenosas de un centro histórico de antaño. Es uno de esos jugadorazos mito, los que uno escucha habrían sido mejor que cualquiera de los consagrados. Esos jugadores que por cosas del destino no llegaron, como se dice en el fútbol, pero nunca se irán tampoco.  Su perdida no hace más que alimentar la leyenda de los mejores del barrio. Nunca aprenderemos a perderlos, mientras los recordamos.

 

 

lunes, 7 de junio de 2021

No somos nada

Como un millón de hormigas trabajadoras cargamos el peso de los días. Ululamos la noches como búhos sabios. Matemáticamente todo está en equilibrio, y el mensaje aparece en el universo. Este cuento empezaba mirando de frente a Medusa, tatuada en un brazo joven. Hay miedos a vivir como búhos u hormigas, uno debe mirarlos de frente aunque nos podamos petrificar, sin peros. Encerramos los miedos en conceptos, pero otros pueden ser liberadores también. Me llegaron tres en una sopa de letras premonitora en internet:


Propósito 

Como la barra de un funámbulo equilibrista me agarré de esta idea para recordar el motivo por el cual me he alejado tanto de mi Pachamama. Decidí mirar a los ojos a gente que no conocía. Tenía que estar despierto hasta las 230am que empezaba el partido Ecuador vs Brasil.  El propósito quizás no era desvelarme para ver el partido sino al revés. Empezó la magia numérica a suceder, cuando llegué al espectáculo circense pero este se había terminado. Impulsado por mi propósito di un salto al vacío. Me puse a hablarles a las hormigas y los búhos desconocidos. Una razón para viajar, buscar, conocer el mundo a través de su gente. Como un ritual de joven nativo americano, salir a encontrar algo valioso para llevarlo de vuelta. 

Caracol fue el primer extraño que conocí. Se parecía a mi sobrino, churón con ojos azules. Mi sobrino ese día celebraba su cumpleaños 14, convertido de niño en joven. Caracol tenía músculos de artista circense, espíritu libre, viajero, ciclista urbano, de Málaga. Podría ser Suresh,  el Faquir del libro que estoy leyendo personificado.  Me recordó mi amor por las bicicletas, mis 2 sobrinos,  la aventura, el aprendizaje. El teléfono se había apagado y el libro ya lo tenía guardado. Los personajes del libro iban apareciendo, cambiaba las letras de las paginas o las imágenes en las pantallas por las personas .  


Creación 

Rebeca lleva el nombre de mi hermana y mi madre, linda sincronía. Es médica especializada en hormonas y también practica yoga. Me habló de la energía y recordé que la ciencia y la espiritualidad no son opuestas. Cuando la conocí estaba con mis nuevos amigos franceses disfrazados de ekekos andinos. Ellos habían llegado recién a la ciudad, nada mejor que verlo todo con ojos de turista y sintiéndome guía, incluso del lado oscuro de las ciudades. Todo es sagrado, como esas plantas medicinales que nos abren la conciencia. El equilibrio está en la dosis exacta comentamos, en la acción diestra,  más frases del libro sobre el Faquir que estos días me acompaña salían de personajes reales. María, que lleva el nombre de mi sobrina, estaba sentada con Rebeca en la mesa donde llegué con una IPA artesana. Buscaba el arte de comunicarnos entre extraños, de disfrutar de hablar mucho, equilibrando tantas semanas solitarias en nuestros caparazones. María habló de como somos hormigas, tan pequeñas en el universo, de lo frágil de su existencia, y repitió otra frase celebre del libro, no somos nada. Se acababa la noche, caminamos hacia el metro y encontramos a los colombianos franceses músicos. Cuando uno de ellos tocó la quena andina casi lloro de emoción.  Volví a ver el partido pero me ganó el sueño y los sueños. El fútbol es solo una excusa. Perdimos dos a cero.



Amor

Sábado, me sentía libre contándole todo sobre la noche anterior a la Maite, que significa amor en Euskera. Ella escuchaba mientras tomaba fotos en el festival llamado Pachamama. Recordé la quena que tocó el francés que había vivido en Colombia y como todo encajaba matemáticamente en una ecuación equilibrada. Ella me ha enseñado a escuchar, y crear historias geniales con imágenes simples.  

El festival era de creadoras mujeres y el domingo disfruté de la energía creadora femenina. Jessica es de Suecia, me dio un masaje estilo Australiano, muy sutil, que mis caderas y me cerebro agradecieron. Cambió mi frecuencia, salí al sol y Giuleitte estaba sentada desayunando antes de la ceremonia del cacao a la cual terminé asistiendo. Yo no sabia esto ni sabia lo que era, pero al saludarnos sentí su buena vibra y quise ir. Hablamos sobre no entrar en el drama de la culpa por el ego espiritual, pero más que hablarlo ella lo demostraba, era pura vida. No dormir bien y andar hablando como búho me habían agotado. Decidí salir a saludar al taita Sol y la Pachamama y probar el cacao. Joell de inglaterra y Sebastian de Chile llevaron la ceremonia, una carta, una intención, mucho baile, hicieron remover emociones y me entregaron grandes mensajes sumados a todos los del fin de semana.  

la Kombucha hecha por Jennifer de Inglaterra y el posterior encebollado preparado por una ecuatoriana en el parque de mi barrio, sumado a la conversación con Andrea, finalmente me equilibraron. El universo me seguía asombrando.  Andrea, Andrés, así nos llamamos, con una sonrisa. Ella estaba comiendo quinoa con su hermana. Esto sucedió después de todo, para finalmente recordar, pasar de nuevo por mi corazón el mensaje clave y lo que mi madre, Rebeca, siempre me ha dicho, hay que hacer las cosas con cariño, desde saludar a alguien hasta hacer el trabajo mas duro. 

No somos nada y somos todo a la vez, el planeta entero es nuestra Pachamama. 






jueves, 11 de febrero de 2021

Papá

 Si no fuera por mi papá quizás yo no llegaba a amar un balón. Si no fuera por el fútbol quizás nunca  llegaba a amar un libro.  Quizás nunca aprendía a escuchar al corazón por sobre la cabeza, a poner a la mente al servicio del corazón. Así es una pared, como esas frases que se devuelven tan bonito, como las que hacíamos jugando juntos, con mis tíos, sus amigos. Muchas terminaban en discusiones, muchas en golazos. Mi papá no los festejaba mucho, dando por descontado que si yo estaba en su equipo teníamos que ganar. Sin decirlo demostraba cuanto confiaba en nosotros. 

En ese fútbol de sábados empecé mi carrera como jugador y técnico. Quizás tenia menos de 5 años y apenas podía cargar la No. 5. Empezaba a darme cuenta que cada sábado se parecía, pero era único, y yo ya amaba los sábados de fútbol con mi papá. Despertábamos escuchando radio deportiva, La Nueva Emisora Central,  conocimiento futbolero para desayunar. En la ducha me enseñaba a sacudir bien el agua del cuerpo antes de secarme con la toalla, un día entendí que eso lo hacía para usar menos toallas, optimizar los recursos, cuidar el planeta. Era ecologista y deportista antes que todo el mundo presuma serlo. Si no había fútbol salíamos a trotar. Después del baño a disfrazarse de futbolista, y en el jeep a conocer nuevas canchas. Los sábados había mucho fútbol, incluso en la tele, en el estadio, un turrón bañado en chocolate, empanadas de morocho, helados de mora que se te pegaban en la lengua. 

Conocí muchas canchas y lugares de mi ciudad así. Los sábados descubrí la piscina del Sena en el centro histórico, el complejo en Pomasqui de LDU, el Rancho San Vicente de la Policía en la Y,  el Colegio Militar de la Orellana. Cada lugar tenia su encanto, desde zoológicos, ríos, quebradas, hasta trucutus con bombas lacrimógenas. También jugaba mi abuelo, algunos primos lejanos, otros cercanos, y los panas de toda la vida. Todos son personajes memorables y queridos de mi infancia.  La jornada terminaba en un delicioso almuerzo en casa de mi abuela, donde el arroz, el ají, y las papas con maní, sabían a gloria. 

Fue mi primer entrenador. El escritor y arquero Camus estaría orgulloso, me enseñó a entender a las personas y al mundo en un campo de fútbol.  Me enseñó con el ejemplo el ñeque, a luchar por no dejarse ganar, ni siquiera por una Peste. También Camus estaría orgulloso de mi papá porque al igual que el Dr. Rieux en su libro La Peste, ha derrotado al virus mortal. Gracias vida, hoy es su cumpleaños, y todos los días sábado. 


lunes, 25 de enero de 2021

De Neymar a Niemeyer

 La banca es una gran mejor maestra dicen los buenos formadores. No jugar duele. Esta gripe nos saca de la jugada de vivir. Nos aisla de la familia, del equipo mas importante. La historia se repite, da vueltas. Llega un diminuto ser, un virus enorme, invisible, letal, a enseñar algo.  Camus al de su época le hizo libro. Lo llamó La Peste, era la bubónica. Fue más horrorosa, morían niños sufriendo. Ese libro me acompaña en estos trayectos lejos de mi equipo. Me saca de la mente, pone mi corazón sobre ella, y siento a mi equipo muy cerca. 

Es enero y soliamos empezar el año pensando en la pretemporada de los equipos. Lo más importante no es ganar, es respirar. Nunca fue más precisa esa frase de algún erudito entrenador. Inhalo fe, exhalo preocupaciones. Inhalo presente, exhalo pasado. Invoco a todos mis maestros y a la maestra vida. Igual que ese genial portero y escritor Argelino, algo he aprendido observando como el balón y la vida dan vueltas. 

Recuerdo con saudade el día que el fútbol dejó de ser tan importante. Estaba en Brasilia, debutaba la selección de Ecuador en el mundial 2014. Yo habia tomado tres aviones, pasado por tres paises. Tras tres intentos de pasar la nevada cordillera que separa a Mendoza con Santiago y habia tapado el paso, pasé. Este retraso me permitió quedarme unos dias más con mis abuelos chilenos.  Ahora comprendo que esa nieve fue un regalo del cielo.  Luego, Atravesar la cordillera, autobus a Rosario de 30 horas, 1 baño de cataratas de iguazú, llegué a tiempo al último avión que me llevaría a Brasilia. Conocí la única capital planificada de sudamérica, ciudad futurista, construida a mediados del siglo pasado. De admirar a Neymar pasé a admirar a Niemeyer. Es un gran arquitecto brasilero que le puso las curvas de una cadera a las lineas rectas de la construccion moderna. Brasilia tiene forma de ave, y sus edificaciones principales curvas cómo chanfles. 

Llegué a un departamento pequeño pero muy acogedor de una chica que no conocía. Gracias a una pagina de viajeros de internet ella me ofreció hospedaje sin costo. Alguien que conocí en el aeropuerto me llevó hasta ahi como gratis también. En este mundo donde te dicen que el dinero lo es todo algo no encajaba. Lo que podía dar yo a cambio era una buena energía. Iba recargado de mis sueños de infancia de asistir a un mundial, el agua del Parana, de la nieve de Los Andes chilenos. LLevaba la energía del cariño de mi padre que me enseñó a amar este deporte. Llevaba la energia de un amigo que me regaló la entrada y el aventón de una familia que no dudó en acercarme al estadio.

Ecuador jugaba bien, atacaba, y su rival, Suiza, las pasaba mal. Empezamos ganando el primer tiempo y el publico brasilero estaba con nosotros.  Las oportunidades llegaban pero no concretabamos en el segundo. Suiza empató, y al final, después de que casi anotamos, en un contragolple, nos clavaron la estocada final y perdimos por 2 a 1. Tres goles, tres dias en Brasilia, tres decadadas de mi vida amando el fútbol casi llegando a su final. Un solo llanto. El estadio quedó vacío.  Dejé vaciar algunas emociones. El agua ahora salía de mis ojos que se limpiaban para ver claro. Me di cuenta que no es tan importante ganar en este juego. Había decidido viajar sólo, perderme, encontrarme. Me hallé solitario, en un estadio enorme, llorando por el resultado de un partido, sin agradecer todo lo demás. Entendí que el fútbol igual que el cine a veces nos ayuda a llorar por otras cosas. Lloraba por mi niñez ida, por no haber llegado más lejos como jugador, por el amor no correspondido, la familia que habia descuidado, los nervios del trayecto, pero tambien lloraba de alegría. 

Ese llanto lavó mi alma. La puso en los labios. Inhalé profundo. Salí del estadio agradecido de respirar. Encontré cientos de hinchas ecuatorianos y suizos en una plazita compartiendo juntos.  Comí arroz, frejol, bebí cerveza, cantamos el Aguacate, a Mi lindo ecuador, El alma en los labios. Bailé con un diabluma, conocí a Bruna la artesana.  Olvidé, recordé.  El balón es una excusa para vivir más cerca unos con otros.  

viernes, 15 de noviembre de 2019

Volver a uno

Que es innovar?

Esa era la pregunta al inicio de la clase de innovación social anoche, y en efecto, la mayoría respondimos lo evidente, quizás para encajar, no incomodar.  Pero los coaches del programa de Innovación deportiva WATS EXPERT nos sorprendieron una vez más, eso sí es innovar, pensé para adentro.

Estaba un poco triste ya que iríamos a recibir el módulo de liderazgo a la misma hora que en el estadio San Mamés terminaría la semana de Letras de Futbol, organizada por el Athletic de Bilbao, ciudad a la que había llegado hace un mes exactamente, y de la que cada dia me enamoro un poco más.  Se juega como se vive, así que estoy jugando a ser emprendedor social en Europa y estoy muy enamorado de la vida. Y es que pasan cosas sorprendentes todo el tiempo que con ojos de forastero ahora puedo ver. Los coaches del posgrado nos anunciaron, hoy iremos a escuchar al Director del Manchester City, en Letras de Futbol, en el San Mames. Gracias vida, otra vez.

El lunes en fútbol y letras conocí a Jorge Valdano, me tome una foto como si fuera una quinceañera con el cantante que admira tanto que hasta siente que le quiere. Valdano es un ídolo para todos los niños latinoamericanos que a través de él,  Galeano, Villoro, Fontanarrosa, y muchos mas, nos hemos sentido campeones del mundo y campeones para leer. Algo extraño en la gente futbolera, por lo mismo encantador.  Le pregunté si leer les hace mejores futbolistas a los chicos, y su respuesta me descolocó, por brillante, y a la vez poetica. Me dijo no, sonriendo con ternura hacia mi pregunta inocente, no les ayuda a ser mejores futbolistas, pero les ayuda a vivir. Me quedé con las ganas de preguntarle más cosas, de decirle que si Camus entendió al ser humano por lo que aprendió en una cancha de futbol, Valdano es el Camus de nuestros tiempos, y que ha entendido al fútbol tan claramente por lo que aprendió del ser humano.

Innovar, consultando con el dios Internet, tambien es volver, retornar a uno. Y volvi a San Mames, a mi elemento, y esta vez, inesperadamente escuché a Ferran Soriano, El puto Amo, como dicen aqui en España.  El es uno de los responsables del éxito del Barca de Pep y ahora su Manchester city, y no hablo del éxito deportivo y económico, sino el de transformar la cultura. Cuando alguien ordena tan bien las letras sabes que es de esas mentes que no solo ven el futuro si no son partícipes en crearlo.  Así es Soriano. Me olvidé del cansancio acumulado de un mes que parecen diez por tantas cosas que he hecho y conocido. Me hipnotize escuchando cada palabra que Soriano decía, con elegancia, sencillez, firmeza, dándome cuenta que al igual que Valdano o Messi, los más grandes casi siempre son los más humildes.

Me fui del estadio abatido porque no le pude preguntar algo que en verdad creo él podría responder con autoridad y ronda mi mente desde que mi amigo el Sociólogo me lo planteo. Me repetía la jugada como cuando era futbolista una y otra vez en la cabeza, debi pegarle al arco. No lo hice, pero me queda este blog, este Dios de internet y la esperanza de que mis letras le lleguen algun dia. Me imaginaba tomando el micrófono y diciendo en voz alta y orgulloso de mi acento ecuatoriano:

"Senor Soriano, gracias por su excelente charla, Usted nos conto que el Manchester City nacio de la hija del Vicario de Manchester hace muchos años en la era Industrial y que fundó el equipo de fútbol y uno de cricket para que los obreros tengan un pasatiempo sano y así no se exceda tanto en el alcohol en sus días libres, también nos contó que su idea de franquicia mundial no fue bien recibida en el Barca, mi pregunta es:

Porque el fútbol? en este caso porque fue el fútbol y no el cricket llegó a ser tan omnipresente en el planeta, como dice Juan Villoro, Dios es Redondo? y de la mano de esto, innovar como dice uno de sus significados, el menos evidente, también es volver a la esencia, y su idea no es sino volver a la idea de Havelange de franquiciar a nivel mundial el futbol a traves de la Fifa?

Pero no le pegue al arco y me lleve esa jugada en la cabeza rodando hasta mi casa en una noche agradablemente fría.
Seguí caminando junto al río volviendo a mi esencia soñadora de niños, pensando en las jugadas que pudieron ser mejor, repasando en la película en mi mente, pensando es increíble como nadie de los del curso se acerco a hablarle, como si todos los días te toparas con alguien así de importante en lo que hacemos, pero más me dolía que yo no lo hize, que he caminado tanto para llegar a ese momento, que he soportado tantas cosas en esta vida quizá para estar ahí.

Mi consuelo esta aqui, en las letras, una vez mas, en saber que el futbol se creo también originalmente con mi idea actual, ayudar a los jóvenes, darles mas oportunidades.

Gracias Dios redondo, gracias por permitirme escuchar a estas personas, gracias a ti he vuelto a escribir.







viernes, 13 de julio de 2018

Conmoción versus Devoción


Todo vuelve a uno, no hay de otra manera, todo lo que uno hace se lo hace a si mismo. Pueden pasar 40 años para que te des cuenta, pueden pasar 23, a los 17 me enamoré por primera vez, como un animal, del ombligo hacia abajo, cuando ya la situación no la controlaba, es decir, al principio no le hacia caso a la suerte de tener novia, seguía en la joda, en la conmoción, en el frenesí, seguro de muchas maneras hería a terceras personas, locura, placeres de los sentidos, excesos, juventud en éxtasis, juventud divino tesoro, y un montón de otros clichés que me entorpecían la mente.

Ahora el fútbol me enseña otra vez, el título de esta nota iba a llamarse el mundial de la juventud. Si, es 2018 y estamos rendidos ante ella, divina juventud.  Basta con ver como los ancianos y niños se desesperan por tenerla, comprarla, operarla, anticiparla.

Cuando leí que Francia e Inglaterra eran las selecciones más jóvenes del mundial con un promedio de 25 años y un poco menos, pensé, ahí están mis dos favoritas. Se acercaban a la final, me sentía joven y sabio, estúpidamente, rendido al culto de la juventud.

No me di cuenta, recién lo entiendo, que el gran papel se Japón poniendo en jaque a Bélgica y de Corea del sur eliminando a Alemania era un aviso, que equivocado andaba, conmocionado, emocionado, cegado. Estas culturas que valoran la sabiduría de los viejos me abofeteaban ese ego juvenil, quizá no entendía lo que no quería, ya no soy tan joven, pero envejecer no es una humillación, como dice mi maestro el psicomago Jodorowsky.

Este año al igual que Nicanor parra se me fue mi abuelo chileno a los 93 años, el tipo mas jovial y optimista que jamas conocí, se reía de su ceguera, se reía de todo, vivia y murió agradecido con la vida, en calma, con devoción. Mi abuelo era un poeta y su poesía era vivir.

Mi otra maestra, mi joven profe de yoga, me explicó que lo contrario a la conmoción es la devoción. Pensé en esto ahora que Francia, los jóvenes, están en la final, pero croacia, los no tan jóvenes, eliminaron a Inglaterra, los leones quedaron como cachorros que son, llorando su pena en semifinales, conmocionados.


La devoción por su abuelo, pienso, hizo que luka modric, la manija de Croacia, otro hijo de la guerra de los balcanes, y que vivió el fusilamiento de su abuelo siendo niño, haya adquirido esa sabiduría de los viejos, como la del maestro tabarez de uruguay, como la de mansukic, ese guerrero de.mil batallas pérdidas en el bayern y la juve, ese viejo de mierda que los eliminó con un golazo estando incluso medio lesionado.

Esa calma ante la adversidad de los croatas no la tuvieron los ingleses, por mas que trabajaron con una psicóloga deportiva que les sacó el trauma de que su nación, inventora del fútbol, no ha ganado un mundial desde 1966, no le alcanzo tampoco hacer un team  building con las fuerzas especiales del ejército inglés, ese que se jactan conquistó y colonizo tres continentes, de ahí los tres leones de su escudo.

La devoción croata por su bandera mas los años fue mayor a la juventud inglesa, conmocionada con el empate faltando veinte minutos, condicionada por su frenesí, pensé en que otra vez no se nada, o no se todo, que siempre se aprende. Croacia a la final, después de tantas dificultades, después de tantos años de lucha en las canchas y en las batallas entre hermanos.

Si algo me quedó claro, entendiendo una vez mas la vida en el rectángulo sagrado, es valorar los años, esa experiencia bien utilizada es más valiosa a veces que cualquier lucha inútil por conservar una juventud eterna.

martes, 2 de enero de 2018

Cabeza de Pelota: La premiación

El  equipo de fútbol de niños del barrio llegó a la final y está presente en el salón de premiación. Cabeza de pelota, su capitán, está congelado. Pero no es por frío, mira a su alrededor y no ve a su padre.

Las palabras que prepararon la noche anterior para la premiación se quedaron anotadas en la hoja de papel ministro sobre la mesa de la cocina.


Todos los equipos están presentes, campeones, vicecampeones, terceros, y demás participantes. El comité barrial organizador del TORNEO RELÁMPAGO POR FIESTAS DE QUITO 1987 anuncia el inicio del acto solemne de premiación con la entonación de las sagradas notas del himno nacional. Canta Cabeza de pelota erguido como todos los capitanes de los equipos lo hacen, pero siente que se hunde a medida que pasan las estrofas y su discurso no llega con su padre.


Luego de las palabras de bienvenida de don Vicente, el señor español que prestó el salón para el baile, la final del cuarenta, y la premiación, el turno de recibir trofeos y entregar palabras de agradecimiento es para los capitanes, campeones y demás participantes.


Comencemos con los más pequeñitos dice don Vicente, mirando fijamente a Cabeza de pelota, capitán del equipo. Son las dos y una de la tarde de un viernes soleado y sin clases del veranillo del niño, Cabeza de pelota lo sabe porque mira el reloj en la pared mientras siente una gota de sudor frío rodar en cámara lenta por su sien hasta su cuello, como lo hizo el balón al entrar en el arco en la final. El no quería dar el discurso porque se pone nervioso cuando pasa al pizarrón en la escuela, pero esto es mil veces peor, está todo el barrio presente, y los adultos actúan extrañamente felices, cariñosos, y amables.


El micrófono llega a su mano, todas las miradas están sobre él, como cuando cobró el penal en la final, respira apurado, contrario a los consejos de su entrenador/padre, el corazón le brinca, la voz no le sale, los ojos le sudan como queriendo llorar, y le tiembla la mano involuntariamente.


Traga saliva, Gracias, dice, TODOS SOMOS CAMPEONES, estallan los aplausos en el salón. Eso, continua, me dijo mi papá, confiesa, sonriendo asustado. Pero no me acuerdo el resto del discurso, el resto dijo era sólo para contentar a los otros niños y sus padres.